La normalización en el sector del automóvil ha ido ganando complejidad y requiere formación específica constante por parte de los responsables de calidad e ingeniería y el cumplimiento normativo para garantizar que los productos cumplan con las regulaciones y estándares internacionales en materia de seguridad, medio ambiente y tecnología.

Así mismo, en el área específica de medioambiente, la regulación ha endurecido los requisitos relacionados con las emisiones de gases contaminantes, eficiencia energética y el uso de materiales sostenibles, lo que obliga a las empresas a estar continuamente actualizadas en las normativas ambientales para reducir su impacto ecológico.

Además, la implementación de estándares de seguridad de la información, como TISAX (Trusted Information Security AssessmentExchange), se ha vuelto indispensable para proteger los datos sensibles en la cadena de suministro automotriz, requiriendo a las organizaciones cumplir con estrictos protocolos de ciberseguridad.

Por otro lado, cada cliente suele imponer requisitos específicos adicionales, lo que añade un nivel de personalización en los procesos de gestión. Esto puede incluir adaptaciones a normas internas de calidad, particularidades en la producción o desarrollo y la implementación de soluciones tecnológicas específicas, que aumenta la necesidad de una gestión intensificada y especializada para satisfacer dichas expectativas y asegurar el cumplimiento contractual.

Esto añade una capa adicional de complejidad que también demanda formación continua y cumplimiento riguroso.