Quizás pensaréis que esta frase la escucho muy de vez en cuando, pero no es cierto. Desafortunadamente, los que tenemos sensibilidad por la estrategia empresarial y nos dedicamos a ello como consultores, la oímos a menudo. Es muy habitual escuchar el comentario de: ¡mi día a día, tan atareado, no me permite dedicar tiempo a estos temas! Y es, seguramente, porque no dedicas tiempo a reflexionar que tu día a día puede llegar a ser muy estresante.
En muchas de las sesiones en que participo como consultor / Coach en temas estratégicos les comento que el “no” es más grande que el “sí”. El “sí” es la estrategia que te has definido y el “no” es el resto. El tema es que cuando no tienes claro el “sí”, todo puede llegar a ser estratégico y tal y como ya decía Séneca: “todo barco que no sabe a dónde va, todos los vientos le son desfavorables” .
Y cuando me preguntan que es una buena estrategia siempre les contesto que no hay una respuesta clara ni evidente. La estrategia sólo se puede saber si es buena, si se pone en marcha. Lo que sí que es evidente es que sin una estrategia pasan cosas como estas:
- El personal ha de interpretar y tomar decisiones sobre lo que cree conveniente
- Hay malversación de recursos, ya que se ponen en marcha iniciativas que quizás no son las que están alineadas con la estrategia del “jefe”
- Los empleados actúan de forma reactiva. No hay proactividad
Un posible recorrido para llegar a la definición de tu estrategia podría ser el siguiente:
No es el único posible y seguramente encontraríamos alternativas tan o más válidas. Lo que es importante es dedicar tiempo de reflexión y a ser posible, con todo el equipo de dirección, y comenzar a trabajar en las acciones que nos deben llevar a conseguir nuestros objetivos estratégicos.
El Hecho de tener una estrategia clara y bien definida ha de conseguir que nos enfoquemos a un tema concreto que ha de generar un reconocimiento en aquel sector de mercado (somos especialistas) que provocará, probablemente, un aumento de los pedidos que nos ayudarán a crecer y tener una empresa que cada vez funciona mejor y a invertir en beneficio de la empresa (y de la sociedad que le rodea) para conseguir mejores y mayores organizaciones.
¿Empezamos?